De Santa Teresa de Avila
Mi hermano cuerpo, Señor,
no está hoy para los rezos,
porque le aflije un dolor
de cabeza, espalda y huesos...
Más ya canta su canción
con su campana sonora
El reloj da la hora:
Es hora de la oración
Hoy “la loca de la casa”,
La inquieta imaginación,
Hace imposible o escasa
la dulce contemplación.
Y lo mismo la memoria,
me estorba en esta ocasión:
con alguna vieja historia
perturba mi corazón…
Señor, ¿qué sucede ahora?
Confuso estoy y aturdido;
Me he sentido en esta hora,
tan frustrado y aburrido…
No he podido estar contigo,
Ni decirte un “Padre nuestro”.
¡Señor, ya fuiste testigo
De que no sirvo para esto!
Ve a descansar, hijo mío
-me dijiste dulcemente-
Yo estuve unido contigo,
Y tu no estuviste ausente
No dejaste mi santuario
Me buscaste ansiosamente,
Una hora ante el sagrario
Lucho tu cuerpo y tu mente
Y tu espíritu me amaba
Y estuvo aquí en mi presencia;
Mientras tanto, yo probaba
Tu humildad y tu paciencia
Vete en paz; mi viejo amigo,
Vete a descansar ahora,
Vuelve mañana conmigo
Cuando el reloj de la hora
La hora de tu visita
A tu Dios y Tu Señor,
La hora de nuestra cita
La hora de nuestro amor…
No hay comentarios:
Publicar un comentario